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Energía

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Por Ana González Vañek

 

 

"La danza es mi manera de comunicarme con la energía más elevada del universo"

 

Ditta Miranda
 

 

He aquí una de las citas que suelo destacar a la hora de pensar en la danza como forma de comunicación que trasciende a los códigos y formatos discursivos masivamente conocidos. Como fiel representante de la compañía de danza teatro de Pina Bausch, Ditta Miranda refleja en estas palabras la sabiduría infinita que reside en los intersticios del lenguaje de la danza.


Entiendo a la energía como pulsión de vida, una visión cercana a la de nuestra inolvidable Isadora Duncan quien comprendía a la danza como impulso vital del alma.


Este impulso nos mueve y organiza, indivual y colectivamente. Cada parte de nuestro cuerpo responde a este influjo de pulsión vital, así como también lo hacen las dinámicas vinculares que nos interpelan e incluyen.


De aquí se desprende que si la acción del cuerpo en la danza nos permite comunicarnos con la versión más elevada de esta energía, no puede más que elevarnos también en el transcurso efímero de su desenvolvimiento, y junto con nosotros, a la invisibilidad de cada vínculo que nos habita.


Cuánto más evolucionadas serían entonces nuestras sociedades, aún alienadas en las formas del pensamiento impuestas por los límites del código verbal, si tuvieran el conocimiento necesario para discernir y elegir así, como garantía de verdad incuestionable, el lenguaje de la danza.

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